Investigadores estadounidenses han descubierto que el mes en que nacemos, además de nuestra suerte, influye en la esperanza de vida y la salud. Según sus observaciones, las personas nacidas en otoño viven un 40% más y a una edad más tardía que las nacidas en primavera, que son menos afortunadas.
Las personas nacidas en invierno son más propensas a la esquizofrenia. Sin embargo, tienen menos probabilidades de sufrir miopía y alergias en comparación con los nacidos en verano.
Los expertos estadounidenses también creen que los estudiantes nacidos al principio del curso escolar tienen más éxito académico. Los investigadores añaden que su estudio pretende examinar los factores humanos asociados al hecho de nacer en determinados meses, en lugar de predecir el destino. Los investigadores descubrieron que la longevidad está influida… Por el tamaño de la cabeza.
De hecho, hasta ahora sólo se habían sacado conclusiones de este tipo en animales. Resultó que las hembras de ciervo rojo (Cervus elaphus) con la cabeza más grande viven más que sus compañeras de manada. Los científicos también descubrieron que el volumen del cráneo es un rasgo hereditario.
Sus hallazgos podrían tener importantes implicaciones para la medicina y los cuidados a largo plazo. En conjunto, el estudio demuestra que existe una relación compleja entre el mes de nacimiento, la salud y la longevidad, pero aún queda mucho por comprender y explorar en este fascinante campo.
Este estudio abre nuevas vías para comprender el impacto de diversos factores en nuestra vida y nuestra salud, lo que puede conducir a una mejor práctica médica y a decisiones sanitarias más informadas.