Las enfermedades oncológicas van acompañadas de consecuencias graves y, en ocasiones, irreversibles. La enfermedad progresa rápidamente y el tratamiento es complejo. El número de casos sigue creciendo cada año.
Hay 24,6 millones de casos de cáncer en todo el mundo y cada año aparecen alrededor de 10,9 millones de nuevos pacientes con cáncer.
Estas cifras nos hacen pensar en los motivos de una incidencia tan alta de cáncer, de dónde viene esta enfermedad y qué se puede hacer para prevenir el desarrollo de tumores.
¿Qué es el cáncer?
El cáncer es la neoplasia maligna más común que comienza su desarrollo a partir de células del tejido epitelial.
Aunque cualquier proceso oncológico maligno suele denominarse cáncer, esto no cambia su esencia. Un tumor maligno, también conocido como cáncer, tiene las siguientes características:
División celular rápida y descontrolada;
Falta de una estructura típica y presencia de células atípicas;
Incapacidad para mantener la función normal en células atípicas;
La capacidad de crecer hacia los tejidos circundantes y extenderse a otros órganos en forma de metástasis a través de la sangre o la linfa;
Posibilidad de provocar intoxicaciones, trastornos metabólicos y del equilibrio agua-sal.
La aparición de tal lesión en el cuerpo humano conduce a la interrupción del funcionamiento de todos los órganos y sistemas, lo que imposibilita la actividad vital normal.
La base de tales trastornos es una falla en el proceso de formación de nuevas células causada por daños en el ADN y mutaciones genéticas.
Ciertos factores conocidos como carcinógenos son responsables de estos efectos. El cáncer se desarrolla cuando se altera la estructura de los genes responsables de la reproducción, el crecimiento y la madurez celular.
Las células genéticamente modificadas pierden su funcionalidad y se multiplican activamente, extendiéndose por todo el cuerpo. Esto conduce a una interrupción del funcionamiento de primero un órgano y luego de todo el organismo en su conjunto.
Además, estas células capturan nutrientes beneficiosos que son necesarios para el funcionamiento normal del cuerpo, lo que conduce a trastornos metabólicos y a la producción de células sanguíneas, hormonas y enzimas necesarias.
Esto afecta negativamente el funcionamiento del corazón, los vasos sanguíneos y el cerebro. Los músculos se debilitan, la piel pierde su elasticidad y se altera el proceso de intercambio de gases. Incluso un tumor pequeño puede tener consecuencias graves.
Lista de factores que contribuyen al desarrollo del cáncer.
Los trastornos genéticos que conducen al desarrollo de la oncología surgen de la influencia de factores externos (exógenos) e internos (endógenos).
Factores exógenos
1. Aumento de la radiación ultravioleta. Los rayos del sol pueden dañar la estructura genética de las células.
2. Radiación. La radiación ionizante causa daño al ADN y promueve el desarrollo de tumores. Esta exposición puede ocurrir con radiación prolongada, pero no fuerte, y también después de recibir una dosis alta, incluso en un solo caso.
3. Las ondas electromagnéticas provocan inflamación crónica y, como resultado, pueden contribuir al desarrollo de cáncer. Esto ocurre con una exposición regular e intensa, especialmente entre personas dedicadas a actividades profesionales asociadas a campos electromagnéticos.
4. El daño mecánico permanente, que requiere el reemplazo frecuente de células, puede causar alteración de la secuencia genética en el ADN.
5. La exposición a sustancias químicas peligrosas en el lugar de trabajo y su presencia en el medio ambiente puede suponer un riesgo de cáncer. Estas sustancias cancerígenas incluyen pesticidas, productos petroquímicos y cloruros de polivinilo.
6. La presencia de infecciones virales a largo plazo, como el virus del papiloma, el VIH, el virus de la hepatitis B y C, en el cuerpo.
7. El uso de ciertos medicamentos puede aumentar el riesgo, especialmente con el uso incontrolado de fármacos hormonales.
Factores endógenos
1. Los factores que influyen en el riesgo de desarrollar cáncer incluyen la edad. A medida que aumenta el número de años vividos, aumenta el riesgo de cáncer.
2. Otros factores importantes son la predisposición hereditaria, el exceso de peso (especialmente en personas obesas), los trastornos inmunológicos y la disfunción hormonal, así como la presencia de inflamación crónica y formaciones benignas, incluidos los pólipos.
3. Los malos hábitos y la mala alimentación también pueden incidir en la posibilidad de padecer cáncer.
Hábitos que pueden desencadenar el desarrollo del cáncer
1. Fumar. El humo del tabaco contiene sustancias químicas que pueden provocar mutaciones en las células. La nicotina también afecta las paredes vasculares y las células nerviosas. Incluso el humo de una pipa de agua o de los cigarrillos electrónicos puede provocar irritación de las mucosas e inflamación crónica. Fumar puede provocar cáncer en varios órganos, con mayor frecuencia en los pulmones, el tracto respiratorio superior, la boca y el estómago.
2. Beber alcohol. Las bebidas alcohólicas provocan intoxicación del organismo. Las toxinas afectan las reacciones bioquímicas y alteran la estructura genética, lo que puede provocar mutaciones celulares.